Ciencia ficción y aventura ucrónica
Piensa en la posibilidad de que esta mañana hayas muerto en un accidente y que alguien que viajó al pasado haya cambiado las cosas y estés aquí leyendo estas líneas porque ese alguien cambió lo que ya había ocurrido. ¿De verdad moriste? Nunca lo sabrás (8).
Apuntes sobre Matar al lobo (2021) de Carlos Alberto Velásquez Córdoba
El título de esta obra hace referencia a un proyecto ultrasecreto: construir una máquina del tiempo para ir al pasado y matar a Adolf Hitler.
No hay dudas: estamos ante una obra de ciencia ficción en la que resulta relevante el contraste de la Historia con las historias alternas representadas en la obra. El libro, incluso, incluye una “Cronología” comparativa de ambas temporalidades. De esta manera, creo que no me equivoco cuando digo que Matar al lobo es, por lo menos en parte, una ucronía.
[Una ucronía cuenta una historia que sucede en un pasado alterno, diferente al que realmente sucedió. Ejemplo: la novela El hombre en el castillo (1972), de Philip K. Dick, en la que se narra una nueva realidad, partiendo del supuesto hecho de que Alemania y Japón hubieran salido victoriosos en la II Guerra Mundial. Véase, igualmente: El sueño de hierro (1972), de Norman Spinrad, en la que Adolf Hitler, recién emigrado a los Estados Unidos, se dedica a escribir novelas de ciencia ficción].
Matar al lobo está dividida en catorce apartados, incluyendo un “Prefacio” y la ya citada “Cronología”. Sus doce capítulos restantes, todos ellos titulados, están escritos de manera independiente; y a su vez, lo que sucede en cada uno de ellos redimensiona la lectura del conjunto. Desde este punto de vista, por ejemplo, el capítulo “Matar a Hitler” resulta un cuento redondo, perfecto.
La forma en que procede nuestro autor me recuerda la manera en que Ray Bradbury compuso Crónicas marcianas (1950) y El hombre ilustrado (1951), y que hacía que los profesores habláramos de “colección de relatos” y de “historias entrelazadas”. También me recuerda el recurso que Isaac Asimov utilizó en algunos de sus cuentos dedicados a los robots y a las “Tres leyes de la robótica”.
Los diferentes capítulos de Matar al lobo, independientes y autoconclusivos, giran en torno a los ya citados viajes en el tiempo y al proyecto ultrasecreto. Y tal como en Asimov, cuyos personajes aparecen en diferentes narraciones pero siempre bajo las posibilidades que las leyes de la robótica les ofrece; en la obra de Carlos Alberto Velásquez los diferentes personajes –algunos de los cuales también se repiten entre capítulos–, deberán lidiar con la relación triunfo-fracaso que representa cada uno de los cambios que realizaron en el pasado.
Lo anterior nos hará pensar, por ejemplo, que la odiada guerra también fue necesaria; que detrás de un fracaso se germina el éxito; y que nuestro presente condiciona el pasado, y así, cada uno de nosotros es culpable del Holocausto...
La obra plantea que a veces hacemos viajes al pasado sin saberlo, como cuando el protagonista visita un campo de concentración y el narrador nos deja claro que:
Matar al lobo es un texto inteligente, bien escrito, con la naturalidad que se logra el alcanzar la palabra y la expresión exacta. También es una obra lúdica, en la que se interpela al “lector” como personaje para que desentrañe interrogantes: ¿podemos cambiar el pasado para lograr un nuevo presente?, y si eso sucediera: ¿seguiríamos siendo los mismos?
Carlos Alberto Velásquez Córdoba es médico y cirujano, especialista en epidemiología. Ha publicado, entre otras obras: La historia clínica desde la perspectiva del cuento literario; Amelia y otros cuentos; El retrato del señor Rossi y otros cuentos; Cola de cerdo, el suicida fallido; y Fuga de ideas. Asimismo, es un asiduo colaborador de blogs y otros medios periódicos; véase: El Blog de los Largartijos.
No hay dudas: estamos ante una obra de ciencia ficción en la que resulta relevante el contraste de la Historia con las historias alternas representadas en la obra. El libro, incluso, incluye una “Cronología” comparativa de ambas temporalidades. De esta manera, creo que no me equivoco cuando digo que Matar al lobo es, por lo menos en parte, una ucronía.
[Una ucronía cuenta una historia que sucede en un pasado alterno, diferente al que realmente sucedió. Ejemplo: la novela El hombre en el castillo (1972), de Philip K. Dick, en la que se narra una nueva realidad, partiendo del supuesto hecho de que Alemania y Japón hubieran salido victoriosos en la II Guerra Mundial. Véase, igualmente: El sueño de hierro (1972), de Norman Spinrad, en la que Adolf Hitler, recién emigrado a los Estados Unidos, se dedica a escribir novelas de ciencia ficción].
Matar al lobo está dividida en catorce apartados, incluyendo un “Prefacio” y la ya citada “Cronología”. Sus doce capítulos restantes, todos ellos titulados, están escritos de manera independiente; y a su vez, lo que sucede en cada uno de ellos redimensiona la lectura del conjunto. Desde este punto de vista, por ejemplo, el capítulo “Matar a Hitler” resulta un cuento redondo, perfecto.
La forma en que procede nuestro autor me recuerda la manera en que Ray Bradbury compuso Crónicas marcianas (1950) y El hombre ilustrado (1951), y que hacía que los profesores habláramos de “colección de relatos” y de “historias entrelazadas”. También me recuerda el recurso que Isaac Asimov utilizó en algunos de sus cuentos dedicados a los robots y a las “Tres leyes de la robótica”.
Los diferentes capítulos de Matar al lobo, independientes y autoconclusivos, giran en torno a los ya citados viajes en el tiempo y al proyecto ultrasecreto. Y tal como en Asimov, cuyos personajes aparecen en diferentes narraciones pero siempre bajo las posibilidades que las leyes de la robótica les ofrece; en la obra de Carlos Alberto Velásquez los diferentes personajes –algunos de los cuales también se repiten entre capítulos–, deberán lidiar con la relación triunfo-fracaso que representa cada uno de los cambios que realizaron en el pasado.
Lo anterior nos hará pensar, por ejemplo, que la odiada guerra también fue necesaria; que detrás de un fracaso se germina el éxito; y que nuestro presente condiciona el pasado, y así, cada uno de nosotros es culpable del Holocausto...
La obra plantea que a veces hacemos viajes al pasado sin saberlo, como cuando el protagonista visita un campo de concentración y el narrador nos deja claro que:
Después del viaje, el muchacho ya no era el mismo (4).E, increíblemente, la obra nos hará pensar que nuestro presente es gracias a lo que verdaderamente hicieron sus personajes; y que también gracias al amor un lobo puede convertirse en oveja; y que quizás Hitler fue quien realmente logró unir al pueblo judío…
Matar al lobo es un texto inteligente, bien escrito, con la naturalidad que se logra el alcanzar la palabra y la expresión exacta. También es una obra lúdica, en la que se interpela al “lector” como personaje para que desentrañe interrogantes: ¿podemos cambiar el pasado para lograr un nuevo presente?, y si eso sucediera: ¿seguiríamos siendo los mismos?
Carlos Alberto Velásquez Córdoba es médico y cirujano, especialista en epidemiología. Ha publicado, entre otras obras: La historia clínica desde la perspectiva del cuento literario; Amelia y otros cuentos; El retrato del señor Rossi y otros cuentos; Cola de cerdo, el suicida fallido; y Fuga de ideas. Asimismo, es un asiduo colaborador de blogs y otros medios periódicos; véase: El Blog de los Largartijos.
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