La historia de los inconformes

Reseña de: Los funerales de América (1978 [2021]), de Fernando Soto Aparicio.

Fernando Soto Aparicio (1933-2016) escribió un poco más de setenta obras literarias, entre las que se destacan La rebelión de las ratas (1962) y Mientras llueve (1966). Su literatura denuncia la realidad social violenta de Colombia, una realidad que parece no haber cambiado a lo largo de las décadas y que hoy seguimos sufriendo. Véase, por ejemplo: Los funerales de América; publicada por primera vez en 1978, por Plaza & Janés, y reeditada en cinco ocasiones durante la década de 1980. En febrero de 2021 la Editorial Atenea Ltda. publicó una nueva edición; la que aquí leemos. 

La historia narrada en esta novela sucede en Colombia, durante el mes de octubre de 1973, es decir, hace cuarenta y siete años y, sin embargo, lo narrado parece referirse a las noticias del día de hoy: en la obra, Colombia está hipotecada a los Estados Unidos, mientras que el gobierno de turno, en consorcio con los industriales, esclaviza a las personas en plantaciones, minas y fábricas para que los dueños de estas se enriquezcan y saquen su dinero al extranjero. En todo el país existen grupos de inconformes, pero la fuerza pública los mantiene al margen utilizando la represión. Asimismo: los medios de comunicación están comprados o son propiedad directa de los empresarios y el gobierno. 

A pesar de la diferencia entre las fuerzas en resistencia, los inconformes no hacen otra cosa que oponerse: se oponen porque los industriales compran las elecciones para escoger a un presidente que grave a los pobres; se oponen porque las leyes las hacen quienes no conocen las necesidades del pueblo; se oponen porque los políticos están siendo investigados por desfalcos, peculados, estafas, cohechos, prevaricatos y fraudes; se oponen porque el gobierno no quiere eliminar la guerra, ya que ella le permite declarar el constante estado de sitio; se oponen porque la clase media se empobrece y empieza a desaparecer; se oponen porque la reforma agraria es un “fantasma”: no existe y sólo resurge como una promesa en épocas de elecciones; se oponen porque a los sindicalistas los compran o los asesinan; se oponen porque las huelgas y las marchas son declaradas ilegales y repelidas a bala; se oponen porque el presidente crea instituciones y puestos públicos para asegurarle los votos a su partido político; se oponen porque el DANE, calificado de “bufón”, maquilla las cifras; se oponen porque la oposición política, denominada como “la esperanza”, también está siendo investigada por peculado.

En la novela los inconformes son, en su mayoría, los jóvenes estudiantes, quienes no pueden esperar nada del futuro y tampoco pueden extrañar su pasado, ya que están muy ocupados defendiéndose del presente. Jóvenes que ya están acostumbrados a la idea de que los puedan matar. Ellos desconfían de los adultos porque muchos, incluidos sus propios familiares y profesores, no comprenden su inconformismo. Téngase en cuenta que, en la novela, la educación pública es pensada por algunos como un delito y por eso el gobierno quiere cerrar las instituciones donde se instruyen la mayoría de los inconformes. Para lograrlo, el gobierno mezcla entre los estudiantes a “vándalos” que protagonizan desmanes; también se encarga de inventar prontuarios para acusar, encerrar y asesinar a los estudiantes, incluso por el mero hecho de poseer libros contrarios a su parecer. 

El desarrollo de la obra precisa que los industriales aceptan el paro porque pueden darse el gusto de perder algunos millones, pero el obrero no puede perder una semana de sueldo. También precisa que los soldados y los policías aprenden a odiar a los inconformes, incluso a los campesinos, y por eso los atacan sin consideración.

La novela tiene un poco más de cuatrocientas páginas, divididas en dieciséis capítulos que se suceden como si se tratara de una crónica. En cada capítulo se intercalan las historias de los diversos personajes, pertenecientes todos ellos a las diferentes clases sociales y posiciones ideológicas. Todas estas historias se entrecruzan cuando un grupo de jóvenes, pertenecientes a un grupo guerrillero, deciden secuestrar al hijo de un coronel, con la intención de canjearlo por la vida de tres mujeres que han sido torturadas por el ejército. La novela entrevera la narración directa con la lectura de un diario íntimo en el que un personaje confiesa el amor y la traición; asimismo, la novela intercala la lectura de titulares de prensa y algunos apartados de reportajes investigativos, firmados todos por un periodista que investiga la crisis social omitiendo el sesgo del medio para el que trabaja. 

A lo largo de las páginas se vislumbran las vicisitudes que enfrentan los diferentes personajes, lo que produce constantes cuestionamientos sobre sus propias ideas y sentimientos. De esta manera, cuando los personajes en oposición se enfrentan a la realidad y se hacen conscientes de la lucha desigual, es cuando deciden cambiar, incluso si lo anterior significa traicionarse. Así, tanto el ejército, como los obreros, campesinos y jóvenes inconformes serán, en algún momento de la historia, vendidos (por dinero o por amor): 

Pero no te das cuenta [de] que esta situación insostenible no la ha propiciado ninguna de las obras de Marx, y sí todas las obras de Pastrana. Y no es que yo sea liberal, no, sino que pienso. Y por eso te diré que no es solo Pastrana el culpable; que sus errores son apenas copia de los cometidos por los dos Lleras, por Valencia, y antes de ellos por Gómez, y López Pumarejo y cuanto presidente hemos tenido. Porque todos pertenecen a una élite, a la que se deben; una élite que los elige para que gobiernen para ella... (326-327).


 
Mientras que los protagonistas se enfrentan con la duda y crecen como personajes, las mafias continuarán impunes, incluso se las arreglan para crear laboratorios en los barrios elegantes de la capital. Los industriales realizan donativos para reducir los pocos impuestos que pagan. El gobierno no hace efectivas las recompensas ofrecidas por denunciar. La fuerza pública sigue siendo represiva, y no defensiva; y los militares investigados serán condecorados por decreto presidencial. “La gente de bien”, como son llamados los que se oponen a la huelga, seguirán diciendo que los pobres son pobres por su propia culpa, considerarán al comunismo y al socialismo como inventos del diablo, aunque no sepan diferenciarlos; y seguirán creyendo que la izquierda quiere convertir al país en Cuba; y en aras de tener la razón no les importará que se violen los derechos humanos (de los otros). Por último: los eventos deportivos se utilizarán para “dopar al público y desviarlo de la cruda y angustiosa realidad nacional” (393). 

Llama la atención que en esta novela el presidente del país, como personaje mencionado en repetidas ocasiones, esté ausente de la acción, pues se niega a todo, incluso a reunirse con alguien distinto a sus ministros. Al final, también se niega a recibir al mismísimo coronel que ha sufrido el secuestro de su hijo. En la obra, el presidente y la fuerza pública no ceden porque quieren conservar un prestigio, un prestigio que ya no tienen, ni siquiera entre los suyos.

Creo que esta novela, sin proponérselo, permite que el lector se sienta un inconforme, pues el inconformismo no es una cualidad del necesitado, es una cualidad del ciudadano que vela por el funcionamiento de las instituciones y sus empleados, especialmente si el funcionamiento errado de las instituciones permite la violación de los derechos básicos de la humanidad.

Otro detalle interesante de esta novela es la manera en que esta historia, centrada en el caso colombiano, alude constantemente a las semejanzas con otros países del continente: Bolivia, Chile, Uruguay... y de allí el título de la obra: Los funerales de América. Quizás la única debilidad de la novela, para mi gusto, estriba en el hecho de que la narración sobre explique, en lugar de sugerir y narrar.

Soto Aparicio, Fernando. 
Los funerales de América (1978 [2021]).
Bogotá: Editorial Atenea Ltda., 414 p.

[Otras ediciones: Colombia: Plaza & Janés, 1978, 1980, 1982, 1984, 1986, 1989].

Comentarios

  1. Ufff.... tremenda.
    Muy buena reseña. Resulta increíble el hecho de que parece una narración sobre lo que sucede actualmente.

    "Creo que esta novela, sin proponérselo, permite que el lector se sienta un inconforme, pues el inconformismo no es una cualidad del necesitado..."
    ¡Excelente!
    Muy buen análisis y opinión.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Melissa
      Mil, mil gracias por comentar, por ser ¡el primer comentario!
      Sí, la obra -para nuestro pesar-, sigue siendo vigente...
      Un saludo y un abrazo.

      Borrar
  2. Menos mal es una novela. El proyecto civilizatorio acabó con la barbarie y, según medios de comunicación confiables/tradicionales/arribistas/casiparacos, los buenos somos mas.

    ¡¡Despiértenme cuando esa novela acabe!!

    ResponderBorrar
  3. Leeré la novela. Gracias.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Ojalá, ojalá le saques mucho provecho, ojalá sea de tu agrado.

      Borrar
  4. Muchas gracias profe por esta provocación a la lectura de una novela que se hace vigente, cada vez más, para retratar y cuestionar esta realidad política colombiana que vivimos y sufrimos. Se me hizo muy amena la lectura por esa capacidad de hilvanar la narrativa de forma tan suelta y tan clara.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Luisa, muchas gracias por el comentario y, obviamente, por leer la reseña. Un saludo.

      Borrar
  5. Excelente reseña, definitivamente tengo que leer el libro.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Andrés, ojalá puedas leerlo y contarnos tu opinión. Un saludo.

      Borrar
  6. La reseña tan bien lograda y la historia vigente provocan la lectura del libro, muchas gracias profe Gustavo por la acertada recomendación.

    ResponderBorrar
  7. Muy interesante tu reseña profe, excelente, los inconformes somos más...y creo que nunca habrá conformismo en un país como el nuestro.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola. Gracias por leer, y creo que tienes toda la razón. Un saludo.

      Borrar
  8. Estimado Gustavo, qué bueno leer esta reseña. Qué bueno apostarle a escribir así para que nuestras lecturas lleguen a otras personas y provoquen más lecturas aún. En mi caso particular no sabía de la existencia de esta novela. Gracias por tu generosidad al permitirnos conocerla.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Leandro. Gracias por leer la reseña. Esperemos que este espacio sí logre hacer lo que dices; por el momento es justamente eso: una forma de compartir con otros. Un saludo gigante.

      Borrar
  9. Hola, hola. Excelente lectura, muy acordé. A la ocasión, al momento que estamos viviendo los colombianos. Gracias por compartirla. Me encantó la reseña. Bendiciones profe Gustavo.

    ResponderBorrar
  10. Excelente material, ante tanta desigualdad cada vez seremos más los inconformes"gracias profe por compartir...

    ResponderBorrar
  11. Andrés C14/7/21 21:53

    Es increíble que todo sea una contante en este país. A veces siento que es un cliché el pensar que los mismos nos han gobernado, pero leo apellidos y veo la realidad que construyeron la ascendencia de los de hoy. Muchas gracias por tan excelente reseña, invita a leer la obra y acercarse a una actualidad análoga del pasado.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Es verdad, parecemos un país que vive con una herida abierta, somos una constante. Mil gracias por leer, gracias por tus palabras, Andrés. Un saludo.

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas populares